La extrema tozudez de Codelco, avalada por personeros de Gobierno como el Ministro de Hacienda Andrés Velasco, ha frustrado la posibilidad de dar una salida responsable a las demandas legítimas planteadas por la Confederación de Trabajadores del Cobre (CTC), que agrupa a la inmensa mayoría de los trabajadores contratistas del sector.
Se ha creado una situación alarmante y de riesgo extremo ante la determinación de intentar poner fin al conflicto por la vía de la represión.
El Gobierno solicitó la intervención del Señor Obispo de Rancagua y presidente de la Conferencia Episcopal, monseñor Alejandro Goic. El prelado ha hecho un gran esfuerzo para avanzar a un acuerdo demandando de las partes una flexibilización de sus respectivas posiciones. Los trabajadores ha rebajado considerablemente sus demandas. Codelco en cambio no ha dado ni un solo paso de acercamiento. De hecho, el Gobierno no ha actuado para que la empresa del Estado haga propuestas que permitan un acuerdo. Por el contrario, ha tolerado que la dirección de Codelco convierta la destrucción de la organización sindical emergente en su objetivo central y no ha dado al señor Obispo verdadera capacidad de resolver por la vía de una mediación.
En la últimas horas, mientras cursaba el proceso de conciliación, se ha dado un paso de extrema gravedad. Sometiéndose a la presión de Codelco y a la campaña mediática del gran capital, se ha enviado poderosos contingentes de carabineros a las zonas en conflicto cuyo accionar puede tener gravísimas consecuencias. Se ha amenazado, además, con la aplicación de la Ley de Seguridad Interior del Estado. Esto significa violentar toda norma de negociación sindical y pasar por encima de los criterios de la Organización Internacional del Trabajo que rechaza el empleo de fuerzas represivas en los conflicto sindicales.
Estas decisiones no facilitan la solución del conflicto y, por el contrario, pueden conducir a hechos lamentables. Por tanto, deben detenerse. El camino debe ser el dar plenas facultades al señor Obispo para hacer una propuesta equilibrada que Codelco se obliga a aceptar dejando de lado su pretensión de humillar a los trabajadores y destruir su organización. Otro comportamiento solo dañara al país
Lunes 30 de julio de 2007
PARTIDO COMUNISTA DE CHILE
Se ha creado una situación alarmante y de riesgo extremo ante la determinación de intentar poner fin al conflicto por la vía de la represión.
El Gobierno solicitó la intervención del Señor Obispo de Rancagua y presidente de la Conferencia Episcopal, monseñor Alejandro Goic. El prelado ha hecho un gran esfuerzo para avanzar a un acuerdo demandando de las partes una flexibilización de sus respectivas posiciones. Los trabajadores ha rebajado considerablemente sus demandas. Codelco en cambio no ha dado ni un solo paso de acercamiento. De hecho, el Gobierno no ha actuado para que la empresa del Estado haga propuestas que permitan un acuerdo. Por el contrario, ha tolerado que la dirección de Codelco convierta la destrucción de la organización sindical emergente en su objetivo central y no ha dado al señor Obispo verdadera capacidad de resolver por la vía de una mediación.
En la últimas horas, mientras cursaba el proceso de conciliación, se ha dado un paso de extrema gravedad. Sometiéndose a la presión de Codelco y a la campaña mediática del gran capital, se ha enviado poderosos contingentes de carabineros a las zonas en conflicto cuyo accionar puede tener gravísimas consecuencias. Se ha amenazado, además, con la aplicación de la Ley de Seguridad Interior del Estado. Esto significa violentar toda norma de negociación sindical y pasar por encima de los criterios de la Organización Internacional del Trabajo que rechaza el empleo de fuerzas represivas en los conflicto sindicales.
Estas decisiones no facilitan la solución del conflicto y, por el contrario, pueden conducir a hechos lamentables. Por tanto, deben detenerse. El camino debe ser el dar plenas facultades al señor Obispo para hacer una propuesta equilibrada que Codelco se obliga a aceptar dejando de lado su pretensión de humillar a los trabajadores y destruir su organización. Otro comportamiento solo dañara al país
Lunes 30 de julio de 2007
PARTIDO COMUNISTA DE CHILE
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